jueves, 22 de marzo de 2012

Practicas

Cada día es un mundo nuevo, vas a clase entras y cada niño que va entrando te saludo con un ¡Buenos días!. y te dan ese abrazo que dices, vamos a por todas.
Durante el día ellos te preguntan, te sonrien, te piden ayuda con una suma que les parece un mundo, con un problema que no logran ver las operaciones y te pone cara de perrito abandonado para que les des la solución y en cambio tu lo que haces es hacerles preguntas y al final te vuelven a preguntar con una sonrisa, porque ya saben lo que tiene que hacer.
Y cuando toca hacer un dictado te miran como sus ojos grandes intando obtener alguna pista de si jinete se escribe con g o con j.
Y en los ratos libres te entregan sus dibujos donde han puesto todo su empeño y cariño y es cuando piensas ¡QUIERO SER PROFESORA!
Porque con una mirada, una sonrisa, un abrazo ellos te demuestras que ellos son lo que importan , que ellos es por lo que quieres enseñar y por lo que quieres luchar

lunes, 5 de marzo de 2012

Cangura para todos

Sonó el timbre.
El señor abrió la puerta.
La escalera estaba muy oscura.
Alguien, con un pañuelo atado a la cabeza,
el entregó una tarjeta que decía:

"Se ofrece cangura muy domesticada
para doméstica".

-Pase, por favor; llevamos un mes como locos sin niñera ni cocinera.
Siéntese.
El señor abrió de par en par la ventana y de par en par los ojos.

Ante él tenía un canguro imponente.

-¡Pero bueno! ¿Pero como? ¿Pero cómo ha llegado usted aquí?

-Pues saltando, saltando, un día di un salto tan grande
que me salté el mar.

-¡Clo! ¡Clo!- el señor parecía que iba a poner un huevo,
pero era que llamaba a su esposa,
que se llamaba Dulce Mariana Clotilde del Carmen, pero él,
para abreviar, la llamaba Clo.

Apareció Clo y desapareció al mismo tiempo gritando:
-¡Dios mío, hay un canguro en el sofá! ¡Un canguro!
-Cangura, señora, cangura, soy niña- aclaró el animalito
estrando sus orejas y lamiéndose las manos.
-¡ven, Clo! Ten confianza...
Volvió a aparecer Clo muerta de asombro.
-Mírala bien, parece limpia y espabilada,
además a los niños les gustará. Yo creo que conviene
que se quede en casa.
Clo, la señora, miraba a la cangura de reojo, tragando saliva...
¿Cuál es su nombre?- preguntó por preguntarle algo.
-Marsupiana, parra servirles.
Y la cangura se quedó en casa para servirles.


Gloria Fuentes