Un
pitido, un bip, constante hace que me duela la cabeza, que la sienta
hinchada y como si quiera salir de mí,
pero no era lo único que me molestaba, aquella gota infinita que caía una y
otra vez la sentía profunda en mis oídos
y aquellas voces, lejanas, los pasos, el olor a desinfectante que hacía que te quemara las fosas nasales y
que daba nauseas, pero también, había un sutil olor a flores, rosas, margaritas
tal vez….varias colonias, frutales, de flores unas más fuertes que otras de
chico y de chica.
Intenté
abrir los ojos, los sentía más pesados que nunca, pero lo intente y al
principio solo eran sombras, sombras donde había rayas que se movían, sombras
verdes pasando, una luz intensa que hacía que me los ojos me doliesen. Poco a
poco la visión se hacía más clara, estaba un señor que por las gafas, y por el
estetoscopio debía ser un médico, que
sonrió al ver que le miraba, giró la
cabeza y aparecieron cuatro personas que las supe identificar mi familia.
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