Era
de noche, bien entrada la madrugada, el sonido del mar se oía a lo lejos, el
olor a champú salía del baño y el calor de ella no estaba a su lado.
Se despertó
sobresaltado y le costó unos segundos reconocer que estaba en la habitación del
hotel, se despojó de la sábana y se
dirigió al baño. Oyó gotear el grifó se acercó y lo cerro con fuerza, hizo un
reconocimiento entre las sombras pero ella tampoco estaba allí, por lo que se
dirigió a la terraza, corrió las cortinas y allí estaba ella apoyada en la
barandilla, con la mirada perdida en el horizonte.
-
¿Estás bien?- preguntó él colocándose
en la misma posición que estaba ella
-
Si, solo pensaba, que es una pena que todo esto desaparezca-
-
Bueno, algún día tenía que llegar- contestó él al ver el miedo en sus
ojos
-
El fin del mundo es pasado mañana y ya está, no hay nada más- él la
abrazó y se quedaron allí durante toda
la noche esperando que llegase el amanecer, con la esperanza de aprovechar lo
que les quedaba de vida.
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