Día 6 de Enero de…
Bueno, bueno hoy parece que va a ser otro día interesante, esta mañana nada más levantarnos, bueno más bien mientras Erin y yo dormíamos Cadi entró en la habitación y nos encendió la luz y Erin gruñó y yo me sobresalté.
- Venga vamos, vamos- yo salí corriendo, claro que eso es mi frase para salir a la calle, pero no, nos llamaba para que fuésemos todos al salón, porque allí había un montón de paquetes.
Potter se sentó a un lado del sofá, Erin a otro y Cadi en el medio, todos parecían emocionados abriendo unos paquetes tras otros y sonriendo cada vez que abrían uno de ellos era una bonita estampa, placentera para mi vista, pero aquello no se acabó sino que ante mis ojos pusieron un bonito hueso adornado con un lazo, no podía creer que aquel hueso maravilloso estuviese ante mí, era lo más bonito del mundo.
Erin sacó un frasco pequeño y redondo y se lo hecho por el cuello y aquella fragancia olía de maravilla, era tan fresco, tan dulce, que daban ganas de darle un lametón, pero me contuve mirando mi maravilloso hueso.
Cadi estaba radiante al abrir su paquete, sacó una bonita tela larga, con una parte de pelo que parecía realmente suave, por suerte cuando no se dio cuenta me subí encima y me tumbe un momentito y estaba realmente suave, me bajé rápido para que no me regañase.
Después de un buen rato apareció Alec con más regalos para Erin y ella sacó los de él, parecían los dos muy contentos, de todo lo que tenían ahora como posesiones.
Por la tarde, cuando salimos era extraño porque íbamos los cuatro y nunca me habían sacado los cuatro, pero sacarme a la calle no era el verdadero motivo de ir los cuatro sino que nos fuimos a otra casa.
A la casa de la sobrina de Potter donde estaban dos niños pequeños para jugar, así que mientras los mayores hablaban yo me dedicaba a jugar con los dos pequeñajos que olían a fresco, como si aún fueran bebes, Iker el más pequeño de todos me lanzó una pelota y yo corrí detrás de ella, pero vi una cosa enorme, redonda que olía a algo que no se puede describir, solo con olerlo se me hizo la boca agua, y tenía esa cosa espesa entre medias, entonces oí un estridente chillido de Iker que al ver el bollo grande y redondo, corrió y lo primero que hizo fue meter el dedo entre medias tirando un cachito de esa sustancia espesa al suelo que lamí en cuanto pude y era una sensación increíble, mi boca se deshizo al probar algo tan sumamente dulce. Entonces Iker pegó un gran chillido que fue estruendoso y así en familia todos juntos comieron aquel bollo tan rico. La otra niña es algo más formalita, de vez en cuando venía y me decía cositas y yo saltaba agradecido a su alrededor, no dejó de sacar chismes en toda la tarde , diciendo que habían venido los Reyes y la verdad es que había un par de cosas que yo me hubiera llevado muy a gusto a mi casa para mordisquearlo con tranquilidad
Bueno diario, ya se ha terminado otro día, estoy un poco cansado. No hay nada mejor que jugar con los niños para pasar el día. Te dejo por hoy, ya te contaré más cositas mañana. Un saludo
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